Empresas mineras de México adoptan las primeras acciones para reducir su dependencia de los vehículos que funcionan con diésel. Para ello, han trazado planes para introducir camiones eléctricos en sus principales minas, mientras despliegan esfuerzos para evaluar y promover otras alternativas con menores emisiones.
Ante las presiones de los inversionistas para reducir las emisiones de carbono de sus operaciones y la gran mayoría de las empresas grandes ya se comprometieron a lograr cero emisiones netas para 2050, objetivo alineado con el Acuerdo de París, que busca limitar el calentamiento global a menos de 2°C en este siglo.
Sin embargo, abandonar los camiones a diésel, responsables de gran parte de las emisiones de la minería, plantea un gran desafío para la industria.
A diferencia de las plantas de procesamiento, que pueden cambiar a suministro eléctrico renovable donde esté disponible, los vehículos eléctricos para la minería aún están en desarrollo y las principales empresas están participando actualmente en pruebas o escalamiento de flota, a menudo a través de asociaciones con fabricantes de equipos originales.
A pesar de estos retos, existen planes para comenzar la implementación de vehículos con bajas emisiones en las minas mexicanas, aunque la mayoría seguirá dependiendo del diésel en el futuro previsible.
PRIMERAS INCURSIONES
Torex Gold está incursionando en el uso de vehículos eléctricos en Media Luna, proyecto de oro, cobre y plata de $848 millones de dólares (MDD) cuya primera producción está programada para 2024. La atención está en la provisión de alternativas eléctricas a vehículos más pequeños y de transporte de personal.
“Buena parte de esa flota será eléctrica con baterías”, dijo Jody Kuzenko, presidenta ejecutiva de la compañía, a BNamericas. La compañía espera salir al mercado próximamente en busca de ofertas.
Newmont también ha anunciado planes para desplegar dentro de unos 10 años camiones asistidos con un sistema de trolebús —que se conectan a la energía eléctrica a través de cables aéreos— en su mina Peñasquito, una de las operaciones productoras de oro, plata, plomo y zinc más grandes de México.
Se agregarán líneas de transmisión en las rutas de transporte donde más se consume combustible, lo que permitiría ahorros de $30 MDD y reduciría las emisiones de carbono en más de 20,000t anuales, informó la publicación especializada International Mining, que cita un webinar realizado por la empresa en 2021.
TECNOLOGÍAS ALTERNATIVAS
También se han implementado tecnologías alternativas para reducir las emisiones de los vehículos mineros.
Fresnillo, principal productor de oro y plata de México, convirtió parte de los motores de su flota de transporte a un sistema de dos combustibles que cambia entre diésel y gas natural licuado de menores emisiones en función del terreno.
Se estima que los primeros beneficios ambientales y de costos se observarían este año, “conforme disminuyan tanto nuestro consumo de diésel como nuestra huella de CO2”, indica Fresnillo en su informe anual 2021.
ETAPA DE PRUEBAS
Otras mineras con activididades en México están participando en pruebas de vehículos eléctricos en minas fuera del país:
Agnico Eagle Mines, dueño de las minas de oro mexicanas Pinos Altos y La India, ha desplegado vehículos eléctricos con baterías en operaciones en Canadá, Finlandia y Australia.
“Agnico Eagle cree que un paso importante hacia la descarbonización es la expansión y prueba de vehículos eléctricos a baterías. Continuaremos integrando la electrificación a nuestra flota y nuestras operaciones a medida que la tecnología avance.”
Dijo a BNamericas Natalie Frackleton, gerente de comunicaciones externas.
Alamos Gold, que posee la mina de oro Mulatos en México, también probó y adquirió un vehículo utilitario eléctrico para su operación Young-Davidson en Canadá, y evalúa ampliar el uso de biocombustibles.
First Majestic Silver y Endeavour Silver dijeron a BNamericas que sus flotas de vehículos seguirán dependiendo del diésel.
Un vocero de Pan American Silver aseguró que la compañía está comprometida con reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% para 2030, incluidas emisiones directas (alcance 1), como las del diésel y las de la electricidad contratada (alcance 2).
Fuente: BNAmericas
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